Conducía por una avenida de Bogotá cuando, de repente, un peatón descuidado saltó de la acera y corrió para cruzar la calle. Esta maniobra inadecuada le costó fracturarse ambos brazos y sufrir golpes en varias partes del cuerpo.
El proceso legal fue largo, tedioso y costoso, al final, el juez determinó que yo era el responsable del accidente y me impuso una sanción económica, además de una serie de compromisos, como realizar un reporte escrito, entre otros. Sin embargo, el profesional del derecho que me representaba, por descuido, no cumplió con ninguno de los tres compromisos que teníamos frente a la justicia.
A causa de esto, tiempo después, fui notificado por desacato y estaba a punto de librarse una orden de captura en mi contra. Aunque todo se resolvió de manera adecuada y con la ayuda de otro profesional, tener la sensación de ir preso fue una experiencia muy desagradable. Creo que, para cualquier persona, la palabra "cárcel" evoca algún tipo de repudio, temor y rechazo. ¡Nadie quiere estar preso!
¡Todos en algún momento de la vida somos presos y esclavos! ¿Qué opinas sobre esta afirmación? Existe una discusión histórica en torno a la libertad del ser humano: ¿Qué es la libertad?¿Es libre de hacer lo que quiere?¿Dónde comienza y dónde termina la libertad de cada individuo?¿Bajo qué criterios podemos medir la libertad del ser humano?
Cuando pensamos en la cárcel, de inmediato nuestra mente nos lleva a pensar en privación, encierro, castigo y justicia. Generalmente, las personas que llegan al estado del encarcelamiento están purgando una pena, sus malas decisiones las condujeron a esa situación. No solo hablamos de encierro, sino que también la cárcel tiene sus cuidadores internos, aquellos funcionarios que velan y cuidan a cada preso, imponiéndoles normas y leyes que deben ser asumidas y cumplidas a cabalidad.
La Biblia nos muestra un paralelo a esta realidad. Según su criterio, tanto hombres como mujeres experimentan dos estados: En primer lugar, están bajo la custodia del Diablo y segundo permanecen esclavizados por su propio pecado. ¿Te interesa el tema? Te invito a continuar la lectura o quedarte con la incertidumbre de conocer esta realidad espiritual que ha arruinado la vida de toda la humanidad y perderte la oportunidad de conocer la salida que Dios ofrece a esta lamentable situación.
El Creador formó al ser humano con la capacidad del libre albedrio, Allá, en el paraíso, los primeros humanos, nuestros representantes, tenían, al igual que usted y yo la facultad de obedecer o desobedecer a Dios, tomando la trágica y funesta decisión de vivir independientes de Dios, su desobediencia les llevó a la eterna separación de la presencia de Dios. (El libre albedrio no se trató de escoger o no escoger a Dios, más bien se trató de obedecer o ir en contra de lo que Dios había establecido).
La funesta y trágica decisión de rechazar la autoridad de Dios y pretender vivir su propia vida sin la interacción de y con Dios, llevó de inmediato al ser humano a entrar en un lamentable estado que la biblia lo denomina "Caido", La humanidad cayó del lugar de libertad que Dios les había otorgado.
Esta caída afectó negativa y dramáticamente su relación con Dios, la relación con Satanás y la relación con si mismo, veamos a continuación cada una de estas afectaciones.
VIVE EN CAUTIVIDAD. El ser humano al rechazar la autoridad de Dios aceptó la autoridad de satanás quedando secuestrado o encarcelado de por vida. 2 Timoteo 2:26 “y volviendo en sí, {escapen} del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para {hacer} su voluntad. 2 Pedro 2:19; efesios 4:8, 11-16 Esta realidad espiritual descrita en la Biblia nos deja entender por que razón la humanidad vive de la manera en que lo vemos a diario, muchos viven "sin ley" otros viven para satisfacer sus placeres mundanales y pasajeros, otros lastimosamente han tomado la decisión de vivir en absoluta independencia de Dios al tal punto que se convierten personas absolutamente depravadas.
¡Por el pecado el humanos ahora vive bajo los barrotes del diablo!
Ahora bien, tanto hombres como mujeres no solo permanecen bajo los barrotes y secuestro de satanás, si no que entraron en un estado aun mas lamentable.
PERMANECE ESCLAVIZADO POR EL PECADO. La humanidad ahora vive controlado por el pecado, no puede elegir otra opción diferente a su condición, es pecador, y aunque en el rango humano pueda llegar a ser “una persona buena”, la realidad espiritual es que es un pecador, este principio nos aclara por qué algunas personas no dejan de pecar así se lo propongan, un ejemplo clásico de esto es la anécdota del esposo borrachín que llega con pollo a la madrugada y le promete a su conyugue que esta será la última vez que llega en esas condiciones, la realidad es que en ocho días, sino antes, se repetirá la misma escena, esto mismo pasa con las promesas del infiel, el mentiroso, el deshonesto, el corrupto, el vicioso, el promiscuo; sus promesas de cambio son proporcionales a un merengue en la puerta de una escuela. Juan 8:34 “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” Romanos 6:22 “Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.”
Este panorama es verdaderamente lamentable, a causa de la trágica decisión de desobedecer o repudiar la voluntad santa de Dios el ser humano vive bajo el cuidado o secuestro de satanás y tiene un amo llamado pecado.
¡No todo esta perdido! Aunque estas son las malas noticias, Dios ha provisto un medio para rescatar a su creación.
Dios ofrece libertad del secuestro. Por el pecado el ser humano le entregó el dominio de su vida al enemigo quien a partir de ese momento se convirtió en su apoderado, dicho legalmente, satanás se convirtió en el secuestrador; espiritualmente, cada persona está bajo los barrotes e influenciado totalmente por él enemigo. Toda persona puede mediante la fe experimentar la absoluta y plena libertad; no solamente es el deseo de nuestro Señor, sino que esa es su obra perfecta, en su misión redentora poderosamente ha librado de las garras del Diablo a todos aquellos que por la fe de manera confiada se acercan a Dios.
En Cristo, y únicamente en Él, el ser humano alcanza y resuelve el problema de la esclavitud al pecado y sus desagradables consecuencias. Ahora, el ser humano pecador que ha tenido la hermosa experiencia de resolver su situación de esclavitud ha sido trasladado de un reino al otro, antes era gobernado, dirigido, controlado por el mundo de las tinieblas, pero ahora, es habitante del reino de la luz, su gobernante, y quien dirige sus pasos es la persona del Espíritu Santo, Él, lo ayuda para que todo lo que haga sea del agrado de Dios. Esta es una tarea conjunta, ahora es un pecador arrepentido y perdonado, quien libra una batalla a muerte, pero con la fortaleza y dirección del Espíritu Santo. Isaías 42:6-7 Isaías 42:6-7 “Yo soy el SEÑOR, en justicia te he llamado; te sostendré por la mano y por ti velaré, y te pondré como pacto para el pueblo, como luz para las naciones, para que abras los ojos a los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de la prisión a los que moran en tinieblas.” Jn 8:36 “Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. 2 Tim 2:26: Lc 4:18; Ef 4:8
Dios ofrece libertad del amo del pecado. El pecado en el ser humano es una maligna cadena que lo ata y lo subyuga para vivir en prácticas que van en contra de su misma original naturaleza e incluso en contra de la voluntad de Dios agrediendo su santidad y su justicia divina. Es tan delicado el tema de la esclavitud del pecado que ha permeado por completo el ser del hombre convirtiéndolo en una persona que peca por ser pecador. De manera poderosa, Dios en la persona de Jesús ha roto las cadenas de subyugación que el pecado ejercía sobre la persona que por la fe se acerca a Dios.
la única manera en que una persona atada al pecado, pueda llegar a abandonar sus prácticas es acercándose de manera genuina a la obra de Cristo. Solo en este momento la persona cautiva y esclava podrá empezar a vivir la vida plena en la libertad que Cristo le otorga. La plenitud de vida es dejar de vivir bajo la esclavitud del pecado y vivir sometido a la perfecta voluntad de Dios, este tipo de vida tiene una característica muy especial y es que para el que ha sido rescatado hacer la voluntad de Dios ahora es un deleite y su razón de vivir. Rm 6:17-18 “Antes ustedes eran esclavos del pecado pero, gracias a Dios, ahora obedecen de todo corazón la enseñanza que les hemos dado. 18 Ahora son libres de la esclavitud del pecado y se han hecho esclavos de la vida recta.”
El favor de Dios es tan inmenso que afecta de manera positiva todo el entorno del ser humano, primero, le permite a las personas restablecer la comunión con Él mismo, en segundo lugar, Dios, obra poderosamente para que podamos tomar distancia con el mundo de la oscuridad viviendo para satisfacer la voluntad de Dios.
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