Quiero comenzar esta reflexión
haciéndote una pregunta. ¿Tienes Pastor? Supongo que sí, ¿verdad? Entonces muy
seguramente él o aun su familia, que es la familia pastoral te ha escuchado
muchas veces; cada vez que estas en líos le llamas y muy seguramente él té
contesta y te da algún sabio consejo. ¿Cuantas veces has llorado en su hombro?
¿Cuantas veces incluso él ha soportado tu mal genio, así no sea su culpa?
Podrás decir, ese es su trabajo, y por supuesto, estas en lo correcto, ese es el trabajo
pastoral, aún, es parte de las múltiples tareas que un pastor tiene que enfrentar día a día.
Entre muchas otras, tu Pastor es responsable ante Dios por
el cuidado tu alma, ¡¡¡así como lo
oyes!!! Él, es el encargado de cuidarte, de llevarte por el camino de la
palabra, incluso él tiene la responsabilidad de corregirte cuando te equivocas.
Tu pastor es como una moneda, tiene dos caras, a veces es tu paño de lágrimas pero a veces también es tu amigo que se goza de
tus triunfos, de tus victorias, de tus logros y ríe a la par contigo.
Tu pastor es ese líder incondicional que así se esté
despedazando por dentro, el domingo le verás con su cara resplandeciente y una
gran sonrisa en su boca, dándote la palabra que Dios le dio para tu alimento; en cambio si el domingo amaneciste exhausto
por tus múltiples labores y compromisos y decides no ir a la Iglesia el muy
seguramente te llamará y buscará para
darte ánimo y seguir adelante.
Tu pastor, aunque es el ungido de Dios, el escogido de Dios
para dirigir tu vida, no deja de ser un mortal; al igual que tú, siente
desánimo, aunque te anima, siente desfallecer, aunque levanta tus brazos y te
empuja si es necesario, se cansa y fatiga más, sin embargo, camina la milla
extra a tu lado.
¿Porque debes bendecir a tu Pastor? Porque es lo menos que
puedes hacer para agradecer, porque además es el diezmo sacerdotal que practicó
el pueblo de Israel, porque de gracia has recibido de gracia debes dar.
Porque así como tú necesitas de afecto, tu pastor no es
indiferente a esta necesidad, cuando eres animado, y recibes afecto, creces,
avanzas, tu pastor crecerá y avanzará aún más si les das el debido afecto.
No dudes jamás ni un segundo en bendecir aquella
persona que en todo tiempo está a tu lado.
Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enséñan la justicia a la multitud como las estrellas a perpetua eternidad. Daniel 12:3 ¡ora por tu pastor!
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