Es curioso observar cómo nos aferramos con tanta intensidad a esta vida, haciendo enormes esfuerzos por prolongarla, por ejemplo, cuando un ser querido de avanzada edad está por partir, nos resistimos a aceptarlo, ignorando voluntariamente que la muerte es una realidad ineludible.
Quien así piensa, no ha considerado las palabras del sabio Salomón, quien dijo:
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.” Eclesiastés 3:11
No comprender la eternidad, tal como la revela la Escritura, nos lleva a sobrevalorar lo perecedero. Pero cuando el creyente contempla al Dios eterno, la gloria venidera y el destino final del alma, descubre que esta vida no es un fin en sí misma, sino un espacio de preparación y fidelidad.
Dimensionar la eternidad transforma la vida así:
Redefine nuestras prioridades: El apóstol Pablo lo expresó de la siguiente manera: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 2 Corintios 4:18
Subordina nuestros deseos a la voluntad de Dios: El salmista dirigido por el Espíritu Santo, expresó: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.” Salmo 90:12
Reorienta nuestras obras hacia la recompensa eterna: A la iglesia de Corinto Pablo, les escribe: “La obra de cada uno se hará manifiesta… el fuego la probará… Si permaneciere la obra… recibirá recompensa.” 1 Corintios 3:12–15
La estadía en esta tierra es breve. Dios puso eternidad en el corazón humano, pero por causa de la desobediencia en el Edén, nuestro ser trascenderá a un más allá: una eternidad de paz o, por el contrario, una eternidad de angustia.
Nuestra vida terrenal, con sus retos, logros y placeres, es pasajera. Vivimos aquí para glorificar a Dios con lo que somos y hacemos. Por eso, vive con pasión, pero con conciencia. Salomón dijo: “Alégrate, joven, en tu juventud… sigue los impulsos de tu corazón… pero sabe que por todas estas cosas, Dios te traerá a juicio.” Eclesiastés 11:9
La eternidad no es solo una doctrina futura. Es una verdad que moldea cómo vivimos, decidimos y servimos hoy.
Quien entiende la eternidad, vive en la tierra con los ojos puestos en el cielo.
Josué D. Aya
Ps. CRC Kennedy
#ElPasDanny
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