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Mostrando entradas de agosto, 2025

PASTOR, ME VOY DE LA IGLESIA - Entre grietas y gracia, El propósito de Diós en tu iglesia local

¡Cuando Salir de una congregación!  A lo largo de mis años como miembro de iglesia y ahora como ministro, he observado con preocupación cómo muchos creyentes cambian de congregación con la misma ligereza con la que se elige un supermercado. En algunos casos, ¡parece incluso más fácil cambiar de iglesia que de marca de arroz! Las razones que suelen esgrimirse para justificar estos cambios rara vez están fundamentadas en la Escritura o en una búsqueda sincera de la voluntad de Dios. Más bien, responden a impulsos emocionales, preferencias personales o expectativas no satisfechas. He escuchado frases como: • “Pastor, me voy porque aquí no hay crecimiento.” • “Pastor, me marcho porque no hay espacio para servir.” • “Pastor, me voy porque usted no me atiende.” • “Pastor, me voy porque no veo milagros.” • “Pastor, me voy porque hay mucha hipocresía.” • “Pastor, me voy porque no reconocen mi ministerio.” • “Pastor, me voy porque el grupo de alabanza es arrogante.” • “Pasto...

La paradoja del profeta, obediencia externa, resistencia interna.

De niño conocí la historia de Jonás, el hombre que, por milagro divino, permaneció tres días en el vientre de un gran pez. Aunque ese episodio suele ser el más recordado, no todos perciben la enseñanza espiritual que lo sostiene. Dios elige a Jonás para llevar a cabo una tarea puntual: “Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí” Jonás 1:1  El profeta Nahúm llamó a Nínive “ciudad de derramamiento de sangre” (Nahúm 3:1), denunciando su crueldad y violencia desmedida. Como capital del Imperio Asirio, Nínive fue el epicentro político y militar de una potencia conocida por su brutalidad y expansión implacable. En el año 722 a.C., bajo el mando de Salmanasar V y luego Sargón II, los asirios conquistaron Samaria, capital del Reino del Norte, marcando el fin de ese reino israelita y provocando la deportación masiva de sus habitantes. Las tácticas de guerra asirias eran despiadadas: torturas, humillaciones públicas y despl...

La necesidad, El llamado y la amenaza: tres rostros en la iglesia

Reunión tras reunión, podemos observar cómo centenares de personas ingresan a los distintos lugares de culto, comúnmente llamados iglesias. Cada persona representa un mundo completamente distinto. Si pudiéramos escanear sus pensamientos y las motivaciones que los impulsaron a asistir al servicio —comúnmente llamado culto—, sin duda nos llevaríamos inmensas sorpresas.  Podríamos suponer que todos los asistentes a una reunión religiosa comprenden la naturaleza y el propósito de cada encuentro. No obstante, la experiencia nos ha enseñado que, aunque todos ingresan al mismo auditorio, no todos ven lo mismo, esperan lo mismo ni experimentan lo mismo. Aún: las expectativas pueden variar radicalmente de una persona a otra, esto radica en que cada persona llega con sus propios problemas, dudas, temores, precepciones y creencias.  En medio de este mar de personas, podemos identificar al menos tres tipos distintos. En esta ocasión, deseo ofrecer una mirada reflexiva a las característica...

PRESENCIA O COMUNIÓN.

Quiero discernir la diferencia entre la presencia de Dios y la comunión con Él, aclarando aquellos enfoques evangélicos que privilegian la experiencia emocional por encima de una relación íntima, profunda y personal con el Creador.  En el cristianismo protestante, y más específicamente en las congregaciones de corte  pentecostal, hemos popularizado la idea de “ sentir la presencia de Dios ”. Este lema se ha convertido prácticamente en el énfasis de nuestra práctica cristiana incluso por encima de las verdades y doctrinas bíblicas. Por ello escuchamos y pronunciamos expresiones como: • “¿Cómo te sentiste hoy en la reunión?” • “¿Sentiste la presencia de Dios?” • “Hoy no sentí la presencia del Señor.” • “El culto de hoy estuvo espectacular; la presencia de Dios se manifestó de manera muy especial.” • “Hoy el culto estuvo algo apagado, no se sintió la presencia de Dios” Otra frase muy común en nuestro ambiente eclesial es “yo siento”. Esta afirmación resulta especialment...