El sufrimiento del creyente, una realidad inevitable. ¿Por qué sufre? La respuesta se encuentra en la naturaleza misma de la fe. El creyente sufre porque ama a Dios y, por lo tanto, es objeto de persecución y menosprecio. Esto no es más que una manifestación del odio del mundo hacia Dios y, por extensión, hacia aquellos que lo representan. También enfrenta sufrimiento porque su comprensión del pecado y la naturaleza humana contradicen los valores prevalentes de la cultura. el hijo de Dios vive en un mundo al que no pertenece, un mundo incapaz de discernir el pecado en su propia existencia. La indiferencia del mundo ante este problema, tan doloroso como catastrófico, lo está llevando inevitablemente hacia la destrucción. Sin embargo, la ceguera espiritual del mundo y su separación de Dios lo mantiene ajeno a esta trascendental verdad. Esta situación en el hijo de Dios produce un tipo de sufrimiento misericordioso por aquellos que no perciben su verdadero problema espiritual. Paradó...
Un espacio para crecer y meditar en la sabiduría de la palabra de Dios.